La pérdida masiva de diversidad biológica es un problema que predomina en los bosques tropicales del mundo, y la selva mexicana de Los Tuxtlas no es la excepción. Un grupo de investigadores enfocados en ecología de ambientes tropicales encontró que la fragmentación disminuye la diversidad de especies, aunque, la magnitud del efecto sobre cada una depende de su tamaño. Estos resultados podrían permitir proponer un esquema de conservación, manejo y restauración en este ecosistema altamente transformado.

Interesados por entender cómo la deforestación afecta a las comunidades de plantas de la región, Juan Carlos López-Acosta del Centro de Investigaciones Tropicales de la Universidad Veracruzana, junto con investigadores del Instituto de Ecología (INECOL) y la Universidad de Stanford, se trasladaron a Los Tuxtlas, en el estado mexicano de Veracruz. Los ecólogos midieron la variación de riqueza y composición de especies en fragmentos de bosque de diferente superficie tomando en cuenta el tamaño de la planta y su exigencia de luz solar.
Encontraron que los fragmentos de menor superficie tienen menor riqueza de especies. Sin embargo, cuando consideraron el tamaño de las plantas en su análisis, la relación cambiaba. Sin importar el tamaño del fragmento, el número de especies de árboles con diámetro igual o mayor a diez centímetros se mantenía constante. Es decir, un fragmento de apenas 2 hectáreas podía albergar el mismo número de especies de árboles adultos que otro de mil hectáreas.
Estos resultados son diferentes a lo que otros han encontrado en el Amazonas y se puede explicar al entender las costumbres de los habitantes de los Tuxtlas, como indica en entrevista el ecólogo vegetal Juan Carlos López-Acosta y autor del artículo publicado en la primera edición de 2021 de Botanical Sciences.
“[L]os habitantes de la región tienen muy consciente los cercos vivos y [el] dejar árboles remanentes para que sirvan de sombra”, explica. “Los árboles aislados van haciendo nucleación, es decir, formando microhábitats o núcleos de diversidad, sirviendo para la fauna de la región”.
López-Acosta comenta que han encontrado que la deforestación se realiza selectivamente ya que los habitantes locales talan especies de árboles pequeños y dejan a los más altos y longevos intactos. Esto promueve que, a largo plazo, la composición del bosque cambie dependiendo del tamaño de las especies seleccionadas para tala.
Además, los investigadores también observaron que la composición florística era diferente dependiendo del tamaño del fragmento: En los pequeños fragmentos predominaban plantas demandantes de luz.
Esto se explica porque la deforestación no solo reduce la riqueza de especies por tala directa, sino por los efectos de la luz disponible. Al talar árboles se abren espacios que permiten una mejor entrada de luz solar lo que favorece el crecimiento de plantas que aprovechan el sol, desplazando a aquéllas que prefieren sombra. Con el tiempo, esta situación provoca la desaparición de especies tolerantes a la sombra y una dominación de especies demandantes de luz.
Como es bien sabido, la deforestación no solo afecta a las plantas. La pérdida de árboles crea un efecto en cascada. López-Acosta comenta que cuando se fragmenta el bosque se pierden condiciones de sombra que algunas plantas —e insectos asociados— necesitan.
“Un ejemplo de esto es Astrocaryum mexicanum, una especie de palmera que necesita sombra y el hecho de que se pierda la cobertura del dosel perjudica el ambiente de la planta afectando también a los polinizadores que empiezan a desaparecer”, explica el ecólogo.
El bosque de Los Tuxtlas, en el límite más septentrional de la distribución de la selva tropical en las Américas, ha experimentado grandes procesos de transformación como resultado de la ganadería, actividad que lleva practicándose desde la llegada de los altos ganaderos en la época colonial de México en el siglo XVI.
“La historia del manejo de la ganadería en la región trae consigo una historia de la transformación y apropiación del paisaje”, dice el investigador.

Por otra parte, la zona ha sido objeto de estudio a partir de la creación de la primera estación de campo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1967. “Los Tuxtlas es un sitio que me ha enseñado Biología”, reflexionó López-Acosta.
Y él no es el único que comparte esta experiencia. El hecho de que la estación biológica de la UNAM se encuentre en la zona ayuda a generar interés de investigadores nacionales e internacionales por el bosque de los Tuxtlas, considerado la segunda región tropical más estudiada del continente americano solo por detrás de Barro Colorado en Panamá.
Aunque el panorama ha sido desalentador, en los últimos años la comunidad local, a veces de manera no intencional, está favoreciendo la recuperación de sus bosques y de la vida silvestre que ahí habita.
“La sinergia entre hombre y naturaleza, al final, es lo que nos importa; es fundamental para el mantenimiento de esta región”, explica López-Acosta.
ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN:
Aguirre-Jaimes, A., López-Acosta, J. C., & Dirzo, R. (2020). Tropical rainforest fragmentation affects plant species richness, composition and abundance depending on plant-size class and life history. Botanical Sciences, 99(1), 92-103. https://doi.org/10.17129/botsci.2679

Rocío Ramírez Barrios estudia la licenciatura de Biología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Está interesada en la diversidad y taxonomía de plantas vasculares. Rocío es una apasionada del trabajo de campo, lo que la ha llevado a conocer casi todos los tipos de vegetación de su país. Actualmente se encuentra trabajando en el primer estudio florístico del bosque de coníferas en la localidad mexicana de Huacalapa, en Guerrero. Rocío también es aficionada a la fotografía botánica. Puedes ver sus imágenes siguiéndola en Instagram como rociorb_rmrz.
Traducción al inglés por Lorena Villanueva Almanza
Muchas Felicidades. Rocío por su artículo y a Lorena, por su importante labor conduciendo a los estudiantes. Es urgente la conservación de lo que nos queda de selvas, por eso es importante buscar alternativas que permitan a los pobladores de esas zonas tener productos e ingresos que no impliquen la destrucción de las selvas.
¡Gracias por dejar su comentario, Maestra!
Muchas felicidades Rocío por tu ardua labor de la investigación a cerca de la poca naturaleza y vegetación que nos queda por colaborar con un granito de arena. Felicidades